El sentimiento de lo fantástico según Cortázar
Extractado por Adolfo Covre
“Ya
no sé quién dijo, una vez, hablando de la posible definición de la poesía es
eso que se queda afuera, cuando hemos terminado de definir la poesía, creo que
esa misma definición podría explicarse a lo fantástico, de modo que, en vez de
buscar una definición preceptiva de lo que es lo fantástico, en la literatura o
fuera de ella, yo pienso que es mejor que cada uno de ustedes, como lo hago yo
mismo, consulte su propio mundo interior, sus propias vivencias y se plantee
personalmente el problema de esas situaciones, de esas irrupciones, de esas
llamadas coincidencias en de que de golpe, nuestra inteligencia y nuestra
sensibilidad, tiene la impresión de que las leyes, a que obedecemos
habitualmente, no se cumplen del todo o se están cumpliendo de una manera
parcial, o están dando su lugar a una excepción.
Ese sentimiento de lo fantástico como me
gusta llamarle, porque creo que sobre todo un sentimiento e incluso un poco
visceral, ese sentimiento me acompaña a mi desde el comienzo de mi vida, desde
muy pequeño, antes, mucho antes de comenzar a escribir, me negué a aceptar la
realidad tal como pretendían imponérmela y explicármela mis padres y mis
maestros. Yo vi siempre el mundo de una manera distinta, sentí siempre, que
entre dos cosas que se parecen perfectamente delimitadas y separadas, hay
intersticios por los cuales, para mí al menos, pasaba, se colocaba, un elemento,
que no podía explicarse con leyes, que no podía explicarse con lógica, que no
podía explicarse con la inteligencia razonante.
Ese sentimiento, que creo se refleja en la
mayoría de mis cuentos, podríamos clasificarlo de extrañamientos; en cualquier
momento les puede suceder a ustedes, les habrá sucedido, a mí me sucede todo el
tiempo, en cualquier momento que podemos clasificarlo de prosaico, en la cama,
en el ómnibus, bajo la ducha, hablando, comiendo o leyendo, hay como pequeños
paréntesis en esa realidad y es por ahí, donde una sensibilidad preparada a ese
tipo de experiencias siente la presencia de algo diferente, siente, en otras
palabras, lo que podemos llamar lo fantástico. Eso no es ninguna casa
excepcional, para la gente dotada de sensibilidad para lo fantástico, ese sentimiento
ese extrañamiento, es ahí, cada paso,
vuelvo a decirlo, en cualquier momento y consiste sobre todo en el hecho de que
las pautas de la lógica, de la casualidad del tiempo, del espacio, de todo lo
que nuestra inteligencia acepta desde Aristóteles como inamovible, seguro y
tranquilizado se ve bruscamente sacudido, como conmovido, por una especie de
viento interior, que desplaza y que los hace cambiar.
Lo fantástico y lo misterioso no son
solamente las grandes imaginaciones del cine, de la literatura, los cuentos y
las novelas. Está presente en nosotros mismos, en eso que es nuestra psiquis y
que ni la ciencia, ni la filosofía consiguen explicar más que de una manera
primaria y rudimentaria.
Cortázar, Julio, “El sentimiento de lo
fantástico”, en La casilla de los Morelli, Barcelona, Tusquets, 1973.
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